jueves, 22 de octubre de 2009

miércoles, 21 de octubre de 2009

UNAS BREVES PALABRAS



Los libros pueden tener su origen en los más variados sentimientos. Se escriben
libros al calor de un entusiasmo o por un sentimiento de gratitud, pero también
la exasperación, la cólera y el despecho puede, a su vez, encender la pasión intelectual.
En ocasiones, es la curiosidad quien da el impulso, la voluptuosidad psicológica
de explicarse a sí mismo, escribiendo, unas figuras humanas o unos
acontecimientos; Pero otras veces ?demasiadas ? impelen a la producción motivos
de índole más delicada, como la vanidad, el afán de lucro, la complacencia en
sí mismo. En rigor, el que escribe debería dar cuenta de los sentimientos, de los
apetitos personales que le han motivado a escoger el asunto de cada una de sus
obras. El íntimo origen del libro que aquí veis se me aparece a mí mismo con toda
claridad. Nació de un sentimiento algo insólito, pero muy penetrante: la
vergüenza.
Magallanes, Stefan Zweig

Tengo el gusto de comenzar mi blog con la cita más emotiva que he escuchado en mi corta vida. Tal vez fueran las circunstacias que la rodearon en su lectura, podeís estar seguros. Stefan Zweig admite que escribió por vergüenza, yo confieso que escribo ahora por un sentimiento mucho más dulce si bien tiene también un poquito de amargo: la añoranza.

Recuerdo aún muchas imágenes intactas en mi retina, ninguna de ellas podría ser sometida a crítica. Tal vez cualquier tiempo pasado nos parece mejor, el caso es que no por ello dejaré de buscar en mi baúl de los recuerdos.

Por último, viendo a mi madre aquí a mi lado, me he acordado de una última cosa que os querría decir: ¿a quién no les han dicho nunca que es de personas de bien dar las gracias? Esta vez no las daré por cortesía, pero sí con mi más grande bondad:

Gracias a todos.